viernes, 13 de marzo de 2015

El talento: ¿nacemos con él o lo desarrollamos?

Una de las cuestiones que más ha permanecido en mí ha sido si nacemos con talento, con un don innato, con una cualidad especial que nos dota de unas capacidades específicas de las cuales el resto de personas que nos rodean no pueden disfrutar. Esa idoneidad e inteligencia ante algo que nos hace únicos: el talento.

A) Especial capacidad intelectual o aptitud que una persona tiene para aprender cosas con facilidad o para desarrollar con mucha habilidad una actividad.
B) La capacidad de hacer cosas extraordinarias. Capacidad de hacer una cosa que la mayoría de los otros nos consiguen hacer.

Mucha gente, a lo largo de la historia de la humanidad, se ha hecho la misma pregunta. Y la respuesta no es fácil. En parte, el talento nace con nosotros, pues venimos al mundo equipados con los instrumentos para hacer muchas cosas diferentes y extremandamente complejas. Nacemos con la capacidad de ver, sentir, movernos, comunicarnos, memorizar, aprender, construir cosas... ¿Has pensado cómo sería tu vida si fueses una planta o una hormiga? Más allá de estas grandes diferencias, también hay desigualdades -más pequeñas- entre las personas. Te habrás dado cuenta de que en tu clase algunos compañeros o compañeras aprenden más rápido matemáticas, mientras que otros tienen más facilidad en los deportes...



Si nos comparamos a un ordenador, nuestro cuerpo es como un hardware, además, nacemos con un sistema operativo instalado en nuestro ADN, el código genético, que contiene las instrucciones que permiten que el cuerpo funcione. El software es todo aquello que aprendemos. Es la cultura. Es aquello que observamos. Y, como cualquier ordenador, vamos realizando actualizaciones de nuestro sistema operativo y vamos instalando nuevos programas. Esto nos da la capacidad de adaptarnos a distintos ambientes, y de aprender cosas muy variadas.

Como cualquier metáfora, esta es una manera muy simple de ver las cosas, pero nos sirve para ilustrar la idea de que una parte de ti viene instalada de raíz,  pero no es fija. Todo aquello que haces tiene un impacto en quién eres. Las experiencias que tienes, las personas que conoces, las cosas que aprendes. Hasta aquello que comes, y cuánto deporte practicas. Algunas cosas tienen más impacto que otras, y todavía no se ha conseguido medir exactamente qué impacto tiene cada estímulo. Pero es importante que te quedes con la siguiente idea: tu cuerpo (con el que naces) y tus experiencias de vida (todo lo que te ocurre) se influyen mutuamente. Y, por eso, no es posible decir que el talento viene dado de nacimiento, o que sólo se consigue con mucho esfuerzo, sino que es resultado de ambos factores.

¿Existe un tiempo limitado para conseguirlo?

Los científicos han intentado medir cuánto tiempo es necesario para desarrollar un talento. Algunos dicen que miles de horas. Otros, que miles de años. No hay un número exacto, el tiempo necesario varía según la persona y según aquello que se quiere aprender. La práctica no debe ser demasiado concentrada, más de cuatro horas diarias es, probablemente, demasiado. Son suficientes dos horas diarias, todos los días (o casi todos).

Ser muy bueno en una cosa implica esfuerzo, mucho esfuerzo. Por eso, si es algo que quisieras conseguir primero intenta descubrir qué es lo que te gustaría hacer todos los días de tu vida durante una o dos horas diarias. Los primeros días son relativamente fáciles. Lo que define si vas a desarrollar tu talento o no será tu motivación para continuar perfeccionando tus capacidades, incluso cuando no te apetece mucho, o cuando tienes un nuevo y apetecible videojuego... En otra palabra, tu nivel de disciplina propia.



Vayamos concluyendo; podríamos decir que todo el mundo nace con talento, pero no todo el mundo tiene la oportunidad de desarrollarlo. Por lo tanto, es una cuestión de oportunidades, no de capacidades. Por ejemplo, un niño que nace en un campamento de refugiados de Pakistan, cuya mayor aspiración es sobrevivir un día más, ¿diríamos que tiene talento si a lo largo de toda su existencia no tiene la oportunidad de desarrollarlo? Ahí os dejo esa reflexión.

En definitiva, una receta (aproximada) para desarrollar un talento es escoger algo para lo que tengas una inclinación natural -que te guste o que tengas alguna facilidad en hacer- y dedicar miles de horas a lo largo de varios años para mejorar, lo que exige mucha motivación y disciplina. Desarrollar un talento implica hacer sacrificios, como pasar menos tiempo jugando o viendo la televisión. Pero si es algo que realmente quieres hacer, ¡seguro que merece la pena!


"Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie que la suerte puede ser cuestión de tener talento" -Jacinto Benavente-

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